Cuando la diabetes tipo 1 llega a la vida de pareja

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Hablar abiertamente de la diabetes no es necesariamente fácil. Hablar de diabetes dentro del marco de la intimidad de la vida de pareja, tampoco lo es. Debemos hacer malabares con los múltiples sentimientos (temor, discreción, pudor, etc.) y lograr comunicarnos para tener una vida amorosa plena.

Hablar de nuestra diabetes

Lo sabemos, la comunicación es la clave del éxito en toda relación amorosa, ¡incluso cuando padecemos diabetes tipo 1! 

Muy a menudo, la solución es la sinceridad. Cuando estés listo/a para hablar con tu nueva pareja, ¡sé transparente y exhaustivo/a! No dudes en dar detalles sobre lo que es la diabetes, sus implicaciones diarias y sobre la vida de pareja (cambios repentinos de humor por las variaciones glucémicas, problemas eventuales de la sexualidad, etc.). También puedes enseñarle tus dispositivos médicos y su funcionamiento. 

Es posible que esto intimide a tu pareja. Pero si te tomas el tiempo para explicarle tu diabetes sin dramatizarla ni subestimarla, él/ella sabrá entenderlo y aceptarlo. Si este no es el caso, ¡no te cuestiones! Esto simplemente quiere decir que él o ella no está capacitado/a para vivir con una persona con diabetes. ¡Siguiente! 

Diabetes y vida de pareja

El equilibrio de la diabetes se basa en tres pilares: el seguimiento del tratamiento, una alimentación adaptada y la actividad física. La diabetes deja poco lugar a lo imprevisto, especialmente en la organización de las comidas o planificación de los viajes, y, entonces, la pareja juega un papel clave, ya que comparte el día a día de la persona con diabetes. Si esto puede parecer restrictivo para la pareja al principio, él o ella se beneficiará también de este equilibrado día a día. Además, ¡somos más fuertes en pareja! Podréis contar el uno con el otro para apoyaros.

Es fundamental que tu pareja comprenda que, como todas las enfermedades crónicas, la diabetes afecta a la imagen de la persona. Las inseguridades, los controles permanentes de la glucemia, el miedo de las hipo e hiperglucemias y todo lo que implica la diabetes puede provocar problemas de comportamiento (ansiedad, irritabilidad, depresión, etc.). 

Aprender a reaccionar

Cuando padecemos diabetes y compartimos el día a día con alguien, es importante que esté preparado/a para reaccionar correctamente, especialmente en caso de desmayo. Habrá que enseñarle las señales clave de la hipoglucemia o la hiperglucemia y a efectuar las maniobras de auxilio (inyección de insulina o glucagón, administración de glucosa, etc.). Ármate de paciencia. Puede ser difícil e impresionante asimilar toda esta información.

Para que tu pareja esté lo mejor preparada posible para las situaciones de emergencia y para hacerla partícipe del tratamiento de tu diabetes, puedes también invitarla a asistir a tus consultas médicas o dietéticas. Al aprovechar la información terapéutica que se le proporciona, él o ella también podrá aprender a comprender el día a día con sus altibajos.

Con o sin diabetes, no existe una fórmula mágica que haga funcionar la vida de pareja. Todo es cuestión de equilibrio. La participación de tu pareja en tu tratamiento dependerá, en primer lugar, de su deseo de hacerlo, pero también del tiempo que él o ella pueda dedicarle, de la implicación que desee tener. Sin contar con que es difícil encontrar su sitio, entre demasiada protección y demasiada distancia. Entonces, dale tiempo al tiempo, y no olvidéis hablar… ¡el amor hará el resto!

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